En la tarde del pasado sábado,11 de octubre, se celebró en la sala de actos del centro social la entrega del Premio nacional de poesía Nicolás del Hierro 2014, que tras dos años de ausencia ha vuelto a convocar el Ayuntamiento de Piedrabuena. El acto, presidido por el alcalde, don José Luis Cabezas, contó con la presencia de la ganadora, la poeta toledana María Luisa Mora Alameda, y del también poeta Jorge de Arco, que realizó la presentación del poemario ganador: "Simulacro cero", el cual ha sido editado en la colección Yedra. Cabe señalar que es la primera ocasión en que el acto de entrega se ha celebrado sin la presencia del poeta piedrabuenero que le da nombre, Nicolás del Hierro, impedido por circunstancias personales Entre el numeroso público asistente cabe destacar la presencia de otros poetas manchegos como Natividad Cepeda, Pedro A. González Moreno, Nieves Fernández y Eugenio Arce Lérida.
María Luisa Mora Alameda vive en Yepes (Toledo), lugar que considera su isla vital y poética. Allí nació en 1959 y allí ha ido levantando una obra sorprendente por su densidad lírica, su testimonio moral y su anhelo de trascendencia espiritual. Poeta desde muy joven, su voz crece sobre la conciencia del ser y el existir humano; su voz conoce, con el mismo intenso temblor, la adversidad, la aceptación y la esperanza.
Con su libro Busca y captura obtuvo, en 1994, el premio Adonais. Antes había publicado "Las hiedras difíciles","Este largo viaje hasta la luna", "La tierra indiferente" y "La mujer y la luna". Tras el prestigioso premio, que la consagró a nivel nacional, siguieron "Meditaciòn de la derrota", "La isla que no es", "La respuesta está en el viento" y "Navegaciones". En el año 2011 recibe el premio Ciega de Manzanares por "El don de la batalla", articulado en torno a un episodio de dolor, y en 2012 aparece "El mundo raro", premio Rafael Morales.
Dice de su hacer: Yo nací para escribir versos. Yo soy el pan recién cocido que endurece el tiempo, la leña que precede a la ceniza, la margarita muerta entre las manos. Confiesa que la poesía ha sido y es para ella un asidero salvador ante una realidad de lucha, pero también una tierra fértil donde sembrar ansias de superación. Defiende la poesía clara y útil, tanto para el poeta como para los otros. Suele añadir que la poesía es el pan que la mantiene viva, tal vez por ello tituló "El pan que me alimenta" (Vitruvio 2013) al libro que reune toda su poesía impresa.
Jorge de Arco resaltó, durante la presentación de "Simulacro cero", la difícil sencillez que envuelve la poesía de María Luisa, así como en su autenticidad. Destacando que hay en él esperanza y tristeza, reflejo de la dualidad con que la vida se nos ofrece, y que María Luisa Mora sabe contar, desde la hondura de su propia experiencia, como pocas poetas actuales.
